Era Marzo de 2017 y, para variar, yo estaba postrada en la cama con la espalda dura. Por alguna razón, ese día mi cuerpo decidió no funcionar. Así que así estaba yo: Tirada, estresada (según dijo el médico) y adolorida en la cama cuando alguien que amo mucho me vino a visitar con un «regalito»: Nada muy vistoso, una Canon A1…
¡Mentira! Era la cámara que siempre quise y en ese momento quería saltar de la alegría pero mi cuerpo me lo impedía.
Hacía unos años había querido volver a lo analógico (después de todo, soy una niña de los 90s) y me había comprado una Diana F. El amor duró poco porque al corto tiempo me di cuenta de que la lomografía no era lo mío. Era demasiado perfeccionista como para apreciar la belleza detrás de esos «accidentes». No me lo bancaba. En fin…
El lado positivo es que, inmediatamente fui a un cajón de cosas viejas y desempolvé un rollo 35mm que tenía de cuando me había comprado esa Diana F.
Empecé a disparar, y debajo les dejo las imágenes de ese primer rollo ♥






















Cierro este post con la misma sensación con la cual cerré el post sobre mis primeros errores en los retratos: Un tanto avergonzada por la exposición, aunque ya no tanto por esos «errores» que consideraba imperdonables, y otro tanto sorprendida por el camino recorrido.
Cada vez que reveles un rollo y haya una foto que no te guste o no haya salido como esperabas, recordá que la fotografía, como cualquier arte, es equivocación. Sólo del error realmente se aprende: ¿Qué es lo que no te gusta? ¿Los tonos del rollo? ¿Expusiste mal? ¿Qué fue lo que falló? ¿Ese rollo no quedaba bien forzado? ¿No te gustó el encuadre que hiciste? Tomá nota de todo eso. De todo vas a aprender una nueva lección.
Y si venís sacando fotos hace rato, te recomiendo hagas el mismo ejercicio que hice yo: Ponete a mirar fotos viejas. Resulta importante saber mirar hacia atrás, como por ejemplo a nuestros primeros rollos, y aprender de nuestros errores (o hasta asombrarnos por nuestro progreso y darnos una palmada en la espalda) Hasta quizás encontrás una foto que te hace pensar «Hoy lo podría hacer mejor«.
También es importante tener en cuenta que, si bien en ese momento nos puede llegar a frustrar no haber sacado la foto exactamente como la imaginábamos, a largo plazo esa fotografía significa mucho más. Y sino, mírenme a mí, que 2 años después tengo todavía documentado entero mi primer maravilloso día con mi queridísima Canon A1 ♥
Espero que el post les haya resultado entretenido y que mínimamente hayan podido reflexionar e incluso rememorar sus primeros rollos 🙂 Si hoy vas a tus carpetas viejas, mi trabajo aquí ya está hecho ♥
Como siempre, pueden dejarme comentarios en este post o escribirme por Instagram 🙂¡Hasta la próxima!