¿El viaje o el destino?

Citando a la gente de «Taller Ofuro«:

Imagínense la mejor foto del mundo, la mejor foto de todos los tiempos. ¿La tienen en la cabeza? Ahora imaginen que esa foto es de ustedes, ustedes la sacaron. Ustedes sacaron esa foto y está colgada en el museo de Bellas Artes.
Ahora, ¿en qué les cambió la vida? ¿Qué importa haber sacado la mejor foto del mundo? ¿Qué importa la mejor foto? ¿Qué importa que una foto sea la mejor, buena, o linda?
Hace diez años conocí a un cocinero que escribía para una revista de cocina. Viajaba por el mundo comiendo, investigando y creando recetas nuevas. «Yo no cocino para hacer el mejor plato del mundo», me dijo. «Yo ya sé cuál es el mejor plato del mundo, es la sagrada trinidad: bife con papas fritas y huevo frito. Esto lo sé hace años. Yo viajo, investigo y cocino para conocer el mundo por sus sabores. Y así conocerme a mí mismo«.

Y no podría coincidir más: Ya sea en la vida o, en este caso, en la fotografía lo importante siempre va a ser el viaje.

Varias veces me han preguntado «¿Que tipo de fotografía hacés?» o «¿Cuál es tu estilo?«

Me desespero. No tengo ganas de llegar a destino, no tengo ganas de tener un «estilo«. Quiero seguir jugando, viajando, experimentando. En este mundo lleno de obligaciones, responsabilidades, ansiedades y amarguras, intento que la fotografía sea ese lienzo blanco que me deje descubrirme cada vez.

Si pudiera dar un consejo, sería que no nos encasillemos tan fácil nomás por la incomodidad que genera lo que no podemos catalogar. Sí, categorizar nos genera certezas… pero nos quita flexibilidad. Nos imponemos barreras y límites a nuestra capacidad.

Entiendo también que a veces uno sabe internamente qué es lo que «vende» y termina teniendo un cierto estilo que ya tienen varias otras personas más. Pero hay que superar la tentación de hacerlo nomás por un par de «Me gusta» más. Porque sino nos estamos perdiendo del viaje.

Primero viene la foto, y después vendrán los «Me gusta», los seguidores y la mar en coche (se me cayo la vejez por ahi)

Esto no quiere decir que quienes saquen fotos que «venden» esten «mal». No hay ni buenos ni malos. Pero sí voy a insistir en que lo importante es hacer lo que uno quiera, sin estar pensando lo que los demás aparentemente quieran ver.