Es una pregunta que quienes conocen mis fotos usualmente me hacen luego de que, hablando de todo un poco, comento algo sobre algún rollo o sobre la ansiedad de esperar los resultados de un revelado. No es una pregunta con tono despectivo, sino más bien de sorpresa. Lo cual me lleva a pensar si será que mis fotos no son lo “suficientemente analógicas”. Si es que existe tal cosa…
También me hace pensar que quizás la noción de “analógico” que tiene la gente es la versión bastardeada que nos enseñó Instagram o alguna que otra aplicación de efectos “vintage”: Filtraciones de luz, colores “lomo”, tonos sepias, bordes oscuros, retratos fuera de foco, pelitos o basuritas post-revelado.

Si bien esas son agradables sorpresas, dependiendo la foto, las fotos analógicas no son necesariamente eso. Podés poner una foto digital al lado de una analógica y no notar la diferencia a nivel visual. Como así también hay quienes trabajan en pos de esos efectos, y también me parece hermoso. Pero creo que todos podemos coincidir en que lo esencialmente diferente de lo analógico ocurre en el proceso previo.
No soy una fanática religiosa de la fotografía analógica ni tampoco voy a venir a decir que “es mejor” o “es peor”. Sólo vengo a opinar en base a mi experiencia usando ambos métodos, y quiero decir lo siguiente: La satisfacción de sacar fotos con rollo, para mí, no tiene comparación.

Antes que nada, no hay posibilidad de apretar y apretar el botón sin parar. Esto es a todo o nada. Con la analógica tenés que conocer la teoría y conocer tu cámara. Seguido de eso, tenés que definir qué tipo de foto querés y operar en consecuencia
Y después está el proceso de decisión: Te parás distinto, buscás el mejor ángulo de luz, te enamorás de la escena y todo te empieza a parecer más hermoso. O también podés decidir, después de intentar varios distintos enfoques, que la foto no vale la pena (más adelante haré algún post sobre “Fotear o no fotear”)
Finalmente, tener la foto final frente a tus ojos. Hay quienes, por ejemplo, aman la espontaneidad de la Diana F y sus efectos locos. A mi, que soy una obsesiva, me da mucha satisfacción pensar la foto, hacer los ajustes necesarios, disparar y terminar justo la foto que había visto en mi cabeza.

Pero, en definitiva, Las fotos se sienten reales. Hay profundidad. Hay colores que no ves en un pixel. No hay edición, no terminan siendo “gráficos”. De hecho, son partículas químicas que sostienen una imagen. Piensen en lo loco que es que la luz fue absorbida por un material vivo.
Volviendo al principio: Si, todas mis fotos son sacadas con mi Canon A1 a rollo de 35mm. Con cada disparo me juego todo a un sólo numero, me tiro a la pileta, doy ese beso que no se si va a ser correspondido. Y es que lo analógico tiene ese balance entre adrenalina y calma que lo vuelven un amor eterno. <3
Además, la definición de un rollo de 35mm es mayor a cualquier sensor disponible en el mercado. Cerca de los 80 Megapixeles. Es una barbaridad.
Se puede decir, también, de los efectos de cada rollo (el CineStill que tanto te gusta imagen tipo «cine», Películas Kodak realzando colores cálidos, películas Fuji realzando colores fríos) sin dejar de contar las correcciones de los lentes con los colores respectivos.
¡Lindo leerte Andrea!